jueves, 1 de septiembre de 2011

Emerald Terror (3 DVD Pack)

Saludos a todos, mis queridos visitantes. En esta ocasion quiero presentarles una verdadera joya editada por Emerald (Argentina). Se trata de un pack de lujo conteniendo 6 films clasicos de terror: La mosca, el regreso de la mosca, dracula, zombie blanco, frankenstein y el caseron de las sombras. Las seis peliculas divididas en tres discos, en un pack de lujo y lo mejor de todo... A un precio increible, $ 50 !!!




A continuacion, vamos a repasar cada uno de los films:

La mosca (1958):

Cuando François Delambre recibe la noticia de la muerte de su hermano, el científico André, todo apunta a un homicidio por parte de la esposa de éste, Hélène. Su declaración hace creer a la policía que están tratando con una demente: según ella, tras un fallido experimento con la traslación de materia, su marido quedó transformado en un horrible monstruo y le pidió que le destruyera. Sólo existe una prueba que puede demostrar la cordura de Hélène: una mosca con la cabeza blanca...

Comentario

En un tiempo en el que las mutaciones físicas generadas por la radiación atómica estaban a la orden del día, La mosca se presenta como un caso insólito dentro de la ciencia-ficción de los años 50. Partiendo de la vieja premisa de los experimentos científicos, el film de Neumann nos conduce a lo largo de 90 minutos hacia el inquietante universo del horror, basándose fielmente en un relato de George Langelaan, que algún crítico consideró como "el cuento más terrorífico escrito en el siglo XX".

Tanto el relato como el film se plantean en su comienzo como una trama policial que, a medida que vaya atando todos sus cabos, irá desvelando una realidad mucho más aterradora que la que un simple asesinato puede suponer.

El film se abre con la muerte de André, genial científico y feliz padre de familia a la vez. Su mujer Hélène, que accionó la prensa hidráulica que lo aplastó, asegura que lo hizo por voluntad de su marido. El comportamiento de ésta, extrañamente complacido, se ve perturbado cada vez que ve una mosca. Ante la sorpresa de su cuñado, François (un Vincent Price alejado de sus habituales papeles), éste le pide que le cuente todo lo sucedido. Así, un largo flashback nos muestra el hogareño marco familiar en el que irrumpirá el desastre. Durante toda esta parte del metraje, el espectador asiste a un idílico entorno en el que todo es felicidad: él es un científico optimista y de ideas progresistas que valora al ser humano por encima de todo ("para él la vida era sagrada", se nos sugiere varias veces), y que vive enamorado de su esposa, de su hijo y de su laboratorio; ella es la comprensiva madre a la que nos tienen acostumbrados los films y seriales de los 50, dispuesta a lo que sea por su marido. Es aproximadamente a los sesenta minutos de metraje cuando se introduce el elemento que va a dar un giro a esta viva representación del american way of life. La sutileza con que se nos va mostrando esta desviación de la cotidianidad es admirable: durante unos días el científico permanece encerrado en su laboratorio sin que se nos explique la causa; unas notas por debajo de la puerta del laboratorio anuncian a la esposa que algo no va bien; posteriormente, André accede a que Hélène entre en la habitación, y él lleva puesto una tela negra que le cubre la cabeza. Ha habido un pequeño fallo en el experimento, se nos anuncia, y la única solución estriba en encontrar la mosca que lo provocó. Comienza entonces la desesperada búsqueda del entrometido insecto. El sonido aquí constituirá un factor importante que es utilizado hábilmente: los golpes de los que la sufrida esposa y el científico se sirven para comunicarse, ante la imposibilidad de éste de hablar; el sonido que André produce al sorber una taza de té con ron; el escalofriante maullido del gato de la casa en un fracasado intento de teletransportarlo...

En este entorno repentinamente hostil, el más trivial elemento de la naturaleza se puede convertir en la imagen más pesadillesca, como la que nos muestra la inolvidable secuencia final, ejemplo de la crueldad con que se puede dar conclusión a uno de los filmes más brillantes que haya dado la ciencia-ficción de la era atómica.
La impactante secuencia final tuvo que ser repetida varias veces ante los ataques de risa que se producían en los protagonistas: ni Herbert Marshall ni Vincent Price pudieron evitar soltar una carcajada mientras contemplaban una mosca con la cabeza de Al Hedison pidiendo auxilio. La labor de maquillaje jugó un importante papel. Para la citada secuencia de la mosca con cabeza humana, se empleó pegamento que recubría al actor simulando la telaraña. Por otra parte, para el humano con cabeza de insecto se utilizó una especie de mascarilla de gas a la que se añadieron dos placas semicirculares a modo de enormes ojos.

A La mosca le siguieron dos inevitables secuelas, en vista del éxito obtenido: El regreso de la mosca (Return of the Fly, 1959) dirigida por Edward L Bernds, y Curse of the Fly (1965), del irregular Don Sharp y producida en el Reino Unido. Ambas se rodaron en blanco y negro, algo extraño teniendo en cuenta que la original se rodó en color y constituía un factor importante en el film (los tonos verdes del laboratorio, los fluorescentes de la máquina teletransportadora...). Los resultados fueron bastante mediocres en ambos casos, si bien la primera secuela la salva la presencia de Vincent Price.


El Regreso De La mosca (1959):

15 años después de lo que pasó en "La Mosca", el hijo de André, el científico que había descubierto el secreto de la teleportación repite el experimento de su padre.
Otra vez hay un accidente y otra vez tenemos al hombre mosca sufriendo mientras nosotros disfrutamos...

Comentario

Es evidente que “El regreso de la Mosca” es un descarado intento de exprimir el éxito de la primera parte. Así, 20th Century Fox la produjo adivinando que probablemente habría una audiencia para una secuela. Sin embargo Kurt Neumann, que habían hecho “The Fly”, y que habían sido en gran parte responsable de hacer que funcionase tan bien, habían fallecido durante el verano de 1958. Además, ¿cómo se podía crear una secuela? Todos los que han visto la primera parte conocen ya al monstruo. No hay forma de mantener el suspense, o crear una trama que oculta al monstruo casi durante toda la película y cuya apariencia se nos va desvelando poco a poco, de forma magistral como Neumann había hecho en la película original. Peor aún, “El regreso de la Mosca” se rodará en blanco y negro, por lo que ni siquiera tiene el encanto del Technicolor para atraer audiencias. Así, de manera conveniente, deciden combinar thriller y ciencia-ficción, creando así un producto apto para un público muy amplio.

Habida cuenta de esa decisión, y las limitaciones de tiempo y presupuesto, consiguen su objetivo y realizan una película sorprendentemente agradable, sin llegar a ser una obra maestra. Carece de esa tensión que te mantiene pegado a la pantalla que nos ofrece “The Fly”, pero lo suplen con una historia en el que la narrativa es ágil, el ritmo es rápido y las emociones constantes.Aparece un Vincent Price tan joven como en el filme original (hay que tener en cuenta que se supone que han pasado quince años), y que es el único que repite. Su interpretación es correcta y bastante más activa que en “la mosca” original. Dan Seymour también tiene una interpretación memorable en su papel de delincuente sin escrúpulos. Los efectos especiales son decentes: hay una escena, en la que los brazos de un hombre se combinan con los de una rata especialmente desagradable.
En general, aún siendo bastante inferior al original, “El regreso de la Mosca” se nos presenta como una obra digna, correcta, entretenida y que en algunos aspectos como el ritmo o la narrativa, supera al original. Otro clásico más creado para el entretenimiento sin ningún tipo de pretensiones.



Dracula (1931)

El agente mobiliario Renfield viaja a Transilvania para cerrar la venta de la abadía de Carfax en Inglaterra con su nuevo propietario, el conde Drácula, quien resulta ser un vampiro. Drogado por un vino que le ofreciera el conde en la cena, Renfield sucumbe ante Drácula. Convertido en su sirviente, Renfield enloquece y custodia al ataud del conde en su viaje en el crucero Vesta, el cual llega a puerto británico con toda su tripulación muerta. Mientras Reinfeld es internado en el manicomio del Dr. Seward - continuo a la abadía de Carfax donde mora el conde -, Drácula comienza sus ataques sobre familiares y conocidos de Seward, comenzando por la joven Lucy Weston, a quien le provoca la muerte. El análisis del cuerpo - extrañas marcas en el cuello, poca sangre en el cadáver - llama la atención de Seward, quien acude a su amigo Abraham Van Helsing, el que le informa sus sospechas que Drácula realmente es un vampiro y es el responsable de estos ataques. Y cuando Dracula se apodere de la joven Mina, Harker y Van Helsing se verán obligados a enfrentarse al vampiro en su morada para rescatar a la chica de sus garras.

Comentario

El film Dracula es la clásica adaptación del homónimo libro de Bram Stoker producida por Carl Laemmle Jr. en pleno esplendor de la Universal de los años 30.
La historia del Conde Drácula, un vampiro basado en el personaje real de Vlad Tepes, conoce con este título una de sus mejores versiones a pesar de que tras la llegada a la ciudad londinense acusa en exceso su origen teatral (básicamente era una adaptación de la obra que estaba representando Lugosi en Broadway).

Sus principales valores son la consecución de una fascinante atmósfera (especialmente cuando la acción transcurre en Transilvania), gracias al talento fotográfico del gran Karl Freund, la capacidad expresiva de los decorados ideados por Charles D. Hall, y la estilizada narración de Tod Browning que tanto toma del gótico como del expresionismo alemán.

Los brillantes ojos de un Bela Lugosi atrapado por su caracterización, la inolvidable interpretación de Dwight Frye en el papel del enloquecido Renfield, y la disposición de sus hacedores para retener con elegancia el aspecto romántico son otros puntos clave de esta esencial película del cine fantástico.

Es la primer versión sonora no basada directamente en la novela de Stoker, sino en la versión teatral de Hamilton Deane y John L. Balderstone, lo que repercute negativamente en el filme, que acusa de forma evidente este origen. La película es excelente en su primera parte, donde el talento de Karl Freund se muestra en todo su esplendor. Las escenas iniciales y las que transcurren en el castillo de Drácula tienen una fuerza feérica y un aliento misterioso preñado de presagios funestos que se pierde en la segunda parte (2/3 del metraje total), excesivamente estática y teatral, no sólo en la planificación y dirección escénica, sino también en la actuación afectada del protagonista.

Este Drácula ha alcanzado el rango de mito, de clásico, lo que ha provocado que hoy, de forma irreflexiva y por parte de aquéllos que no la conocen bien, sea considerada la versión de referencia y el original irreprochable del que todas las demás películas son meras copias sin alcanzar ni mucho menos su excelencia. Es, pues, necesario hacer algunas matizaciones.


Zombie Blanco (1932)

Una pareja de enamorados viaja a Haití invitada por un misterioso hombre que sólo pretende conseguir a la chica. Para alcanzar su objetivo no duda en pedir ayuda a un siniestro brujo vudu, llamado Legendre, que convierte a los muertos en zombis.

comentario

“The Magic Island”, libro de W.B. Seabrook, es la fuente de inspiración de la obra teatral de Kenneth Webb, estrenada en febrero del año 1930, de nombre Zombie. En este libro se narran las experiencias vividas por su autor en Haití, así como se recogen las leyendas haitianas asociadas al Vudú y a la magia negra.
Serán los hermanos Halperin, Victor y Edward, quienes llevarán a la gran pantalla la que es la primera película de zombis, basada libremente en el libro de W.B. Seabrook, el punto de partida es una de las historias que se recogen en el libro, donde se cuenta que un hechicero podía revivir a los muertos, privandoles de su alma, para hacerlos trabajar a su servicio.
White Zombie es el principio del cine de zombies, subgénero del cine de Terror, que instaura el factor predeterminante y dominante: la presencia de los no-muertos.

El cine de zombies, ira evolucionando y planteando diferentes y sorprendentes realidades coyunturales, hasta el año 1968 con la aparición de la mítica “Night of the Living Dead” de George A. Romero.
Entre estas dos películas se puede establecer un antes y un después, siempre generalizando pues existen excepciones. White Zombie establece una linea de dominación hacia los muertos vivientes y el malo de turno, puede ser un hechicero (White Zombie), puede ser un nazi (Revenge of the Zombies) o extraterrestres (Invisible Invaders), entre otros films. Con “Night of the Living Dead” Romero establece nuevas pautas que hasta día de hoy son las que mayoritariamente prevalecen, a saber:
  • El fenómeno zombi ya no es algo local, sino algo global.
  • Nadie controla a los zombis que no son sino muertos que han vuelto a la vida.
  • La única motivación de los zombis es alimentarse con la carne de humanos vivos.
  • Su peligro no reside en su inteligencia ni en su velocidad, sino en su número y en su voracidad.
  • El motivo de esta resurrección masiva de los muertos no es importante y ha variado de una película a otra, siendo a veces la radiación de un arma nuclear o la fuga de una sustancia química de uso militar, algún virus o, simplemente la llegada del Juicio Final.
Vudu y Zombis

Se conoce como zombis a aquellas personas cuya muerte ha sido constatada, que han sido sepultadas a la vista de todos y a los que se encuentra, tiempo después, vagando por un camino en un estado parecido al sonambulismo.
El zombi verdadero, a diferencia del que comunmente designamos a aquella persona torpe, sin caracter, es un fenómeno que aparece en aquellos grupos humanos que practican la religión vudú.
La palabra zombi es de origen africano occidental y en lengua yoruba se da al dios pitón. De estas regiones de África occidental es de donde procede el vudú, que en esencia era una forma primitiva de adoración a la serpiente. La serpiente es el símbolo del poder vital, de la fuerza vital.
El zombismo se presenta especialmente en la isla de Haití, donde la religión más difundida es el vudú.
El vudú es un rito espiritista en el que el médium es la figura central, el creyente es el soporte en el que se han de manifestar los espíritus desencarnados, los orixás o loas. Como forma religiosa, el vudú, tiene unas raíces muy profundas en el pueblo negro, en el que es preciso reconocer una gran dosis de espiritualidad y de religiosidad.
Uno de los rasgos de esta religiosidad típicamente africana es el animismo o creencia de que todas las cosas poseen espíritu.

La trama es simple y contundente, una pareja de jóvenes enamorados son invitados a la mansión de un terrateniente para celebrar su boda. Pero los oscuros motivos de esta invitación salen rápidamente a la luz. Charles Beaumont, el terrateniente, desea febrilmente y a toda costa a la joven y bella Madeleine.
Para ello recurrirá a los funestos servicios de un hechicero llamado Legendre, Bela Lugosi, quien empleará sus conocimientos de vudú para satisfacer las ansias carnales del sr. Beaumont.

Legendre, personaje oscuro y malvado, interpretado un tanto histriónicamente por nuestro querido y admirado Bela Lugosi, desplegara todas sus malas artes para que Beaumont obtenga a Madeleine. El Terrateniente visitará a nuestro hechicero, de oficio empresario, en su fabrica, esta repleta de zombis, sin duda alguna esta es una de las escenas más impresionantes y que en su momento debieron vivirlo con asombro y cierto espanto los espectadores. A recalcar la buena fotografía y los decorados.

Llegada la noche de boda, los novios celebran su felicidad ante la egoísta y traicionera mirada de Beaumont, que espera su momento.
Si sigo contando más, sería explicar en su totalidad los acontecimientos y el desenlace de esta joya del cine. Así que les dejo unas capturas de imagen donde apreciarán la belleza de los decorados, la presencia turbadora de los zombis, la mirada enigmática y terrorífica de Legendre...


Frankenstein (1931)

El doctor Frankenstein osa jugar con la vida y la muerte y, uniendo diversos trozos de cadáveres, crea un monstruo humano. La adaptación de la novela de Mary Shelley realizada por el director James Whale, junto con la tierna interpretación de Karloff de esta criatura en busca de su identidad, hacen de esta película una obra maestra no sólo de su género, sino de toda la historia del cine.

Comentario

“Frankenstein” es uno de los tres personajes del cine de terror que más veces han sido adaptados al cine junto a “Drácula” y “El Hombre Lobo”.

El director James Whale, realizó una magistral adaptación cinematográfica de la novela de Mary Shelley en la que Boris Karloff ,en el papel del monstruo de Frankenstein, ofrece un conmovedor retrato de una criatura que busca su identidad. Aunque esta no fue desde luego la primera película sobre este personaje,ya que en 1910 Edison realizó una película muda de 16 minutos basada en una obra de teatro de 1823 y más tarde, en 1920, Luciano Albertini rodaría también otra titulada “Il Mostro di Frankenstein”, hoy desaparecida.

La película posee una atmósfera sobrecogedora y espeluznante y estupendas secuencias que han pasado a la historia como la de Henry Frankenstein gritando: “¡¡En el nombre de Dios, está vivo. Sabía que lo lograría!!” y la escena final en el molino. En cuanto a los personajes, están conseguidos destacando sobre todo el personaje de Henry Frankenstein obsesionado por crear vida, que comienza un experimento al margen de la Universidad en la que estaba realizando sus estudios, y finalmente comprende que tiene que acabar con su creación.
El único aspecto negativo de la película es que los diálogos resulten un poco pobres y forzados.

“Frankenstein” propone temas interesantes entre los que destacan: la locura, la ciencia, la vida y sobre todo defiende la teoría de que el ser humano es bueno por naturaleza y se convierte en maligno en contacto con la sociedad.

Pese a que ha habido otras versiones cinematográficas de la historia de Frankenstein, esta desde luego es una de las mejores y conoció una secuela, “La novia de Frankenstein”, que es incluso mejor que la primera entrega y que también fue dirigida por James Whale.



El Caseron De las Sombras (1932)

Un grupo de viajeros debe hospedarse en una oscura mansión de Gales, durante una noche de lluvia y viento, y es recibido por una extraña familia de locos: un hombre ateo y una mujer fanática religiosa media sorda, hermanos ambos, servidos por un embrutecido mayordomo mudo. Poco a poco los viajeros van conociendo la verdad, que todavía hay más personas dementes en los antros del caserón. James Whale lleva a sus personajes a través de un mundo pesadillesco obnubilado por la locura y la amenaza de lo desconocido.

Comentario

"The Old Dark House"
es una película de ese gran director que fue James Whale, firmante de algunos de los grandes clásicos del fantástico o la sci-fi, tales como ‘Frankenstein’ (id, 1931), ‘La novia de Frankenstein’ (‘The Bride of Frankenstein’, 1935) o ‘El hombre invisible’ (‘The Invisible Man’, 1933) y que a punto estuvo de dirigir el ‘Dracula’ que termino en manos del no menos prestigioso Tod Browning. Su nombre no siempre estuvo ligado al genero de terror, también realizó el drama romántico ‘El puente de Waterloo’ (‘Waterloo Bridge’, 1931) tambien responsable de la película que nunca me canso de reivindicar, ‘Ángeles del infierno’ (‘Hell´s Angels’, 1931), por la que también pasó el inolvidable Edmund Goulding, aunque esa mastodóntica superproducción es obra de Howard Hugues.

Tras el exitazo que supuso ‘Frankenstein’ James Whale se atrevió con una película que además de su condición indiscutible de clásico también puede ser definido como rareza debido a su peculiar y sutil mezcla de terror y comedia en un ambiente que anticipaba la moda de casas encantadas que hubo en el género años más tarde. Para ello contó con la presencia de Boris Karloff quien se había hecho mundialmente famoso por dar vida a la criatura de Frankenstein. De hecho, al inicio de ‘El caserón de las sombras’ sale un rótulo indicando que se trata del mismo actor, con el fin de evitar futuras polémicas que de producirse serían debido a la versatilidad del actor. Curiosa forma de empezar el film, casi una broma con un pequeño punto de locura.

El argumento de ‘El caserón de las sombras’ reúne a varios personajes de la más diversa índole dentro de un caserón antiguo, cuya forma apenas deja entreverse debido a una tormenta que no parece de este mundo. Refugiados allí debido a los desprendimientos de la zona y las aguas torrenciales, se sentirán seguros debido a que la casa está levantada sobre piedra muy resistente. Pero dicha seguridad enseguida se desvanecerá cuando los viajeros descubran que los habitantes del lugar no son nada normales. Así pues, una premisa que a todo aficionado al fantástico o terror le sonará por la cantidad de veces que se ha repetido a lo largo de los años: un grupo de personas aisladas del mundo a causa de una gran tormenta, y el refugio es un lugar aún más peligroso que dicha tormenta.

James Whale no quería encasillarse en el cine de terror pero los productores lograron convencerle a cambio de tener absoluta libertad creativa en cualquier aspecto de la película, algo de lo que muchos directores no pueden presumir. El resultado es la película de terror más arriesgada y original de la Universal de su famoso ciclo de películas de terror, una de esas obras maestras intemporales por atrevidas, llenas de matices muy sombríos como la casa del título que se convierte en un personaje más. Llena de lugares oscuros, ventanas grandes que se abren estrepitosamente para dejar entrar al feroz viento, escaleras que se bifurcan hacia habitaciones que esconden sorpresas inesperadas, semeja más la mente retorcida de sus habitantes, metáfora sobre la demencia y sus ilógicas consecuencias.

En ‘El caserón de las sombras’ el reparto es simple y llanamente espectacular y se divide por así decirlo en dos grupos bien diferenciados. Por un lado están los viajeros que para refugiarse de la tormenta se meten en el caserón. Charles Laughton, en su primer papel en el cine americano, un millonario que no deja de hablar y saca a relucir sus miedos personales; Raymond Massey, Melvyn Douglas, que hace de galán e inicia una muy creíble a pesar de la brevedad del film (70 minutos) historia de amor con el personaje interpretado por Lilian Bond, que da vida a una bailarina. La última de este grupo es un personaje al que da vida Gloria Stuart, actriz muy de moda en aquellos años y que el menos cinéfilo recordará por ser la anciana de ‘Titanic’ (id, 1997, James Cameron). En el otro grupo el más conocido es Boris Karloff, quien muy lejos de su creación de monstruo de Frankestein logra subir un peldaño más a la hora de dar vida a un mudo desfigurado con problemas con el alcohol y que acosa a las mujeres. Su entrada en escena es antológica y sirve como aviso a la locura que se desatará en el caserón.

Pero Karloff no es el único que logra inquietar al público. Al fin y al cabo su personaje es visualmente impactante y ya produce rechazo con su sola presencia. Es la familia a la que sirve tan silenciosamente la que provoca un pavor pocas veces visto en una pantalla. Los Femm están interpretados por Ernest Thesinger y Eva Moore, que mantienen una curiosa y morbosa relación. Pero quien se sale por todos los lados es la actriz Elspeth Dudgeon que bajo el seudónimo de John Dudgeon da vida a un peligroso anciano de más de cien años que hace acto de presencia en el punto más culminante de la historia. Un ejercicio de transformación brillante en una época en la que el maquillaje no era tan perfecto como hoy día; son los gestos corporales y sobre todo su diabólica risa la que logran el milagro. Su rol de Sir Roderick Femm representa no sólo la materialización de los miedos más profundos, sino la esencia misma de la locura completamente desatada. Que la aparición de este personaje siga poniendo la carne de gallina 78 años después de la realización de la película es algo increíble.

‘El caserón de las sombras’ es probablemente el film en el que James Whale se atreve a las decisiones de puesta en escena más atrevidas de toda su filmografía, logrando huir de la teatralidad de aquellos años. Con una impresionante dirección artística de Charles D. Hall —director de arte con una carrera brillante— Whale mueve su cámara de forma prodigiosa, encuadrando a los personajes cuerdos de forma muy simétrica, y a los locos casi desencuadrándolos. Llaman la atención dos momentos, aquel en el que filma a Eva Moore a través de su reflejo distorsionado en un espejo como clara referencia a su insania, y los travellings en paralelo que siguen a Elspeth Dudgeon, que se tornan tan escalofriantes como el personaje en sí.

Desquiciante, bella, aterradora, loca, sutilmente graciosa, inolvidable, son adjetivos que le viene de perlas a ‘El caserón de las sombras’. Gran cine en suma. Y debemos su visionado a Curtis Harrington, de quien hablaremos en el especial de vampiros próximamente, quien descubrió la película almacenada y perdida en el olvido durante los años 60 cuando el remake de William Castle se estrenó.


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